viernes, 4 de abril de 2008

TOMANDO MATE


Bueno, aqui desvelada (debe ser de tanto cansancio que ya hice el giro completo y no puedo dormir) Me voy a tomar unos mates.
Se qué me desveló. Además del cansancio, ha sido encontrar unas fotos hace un rato. Muchos recuerdos y la impotencia, la bronca. Carlos Esteban Rodríguez, para nosotros simplemente "el negro", o "el chama" o "chamaco". Lo secuestró la dictadura en febrero de 1977. Lo encontré en unos registros de una organización (http://www.desaparecidos.org/) hace unos meses. Asi supe dónde lo habían llevado, por dónde pasó.
Imagino. Tengo certezas.

En este blog, lo poco que conservo de él estará como testigo, como testimonio.

Una vez escuché una frase dicha a propósito de las pirámides. Tres mil años no pudieron con ellas, las pirámides aun están ahi, por lo que se decía que las pirámides desafiaron al tiempo.


Paradojas de una generación inmolada, se los llevaron a una edad en que empezaban todo. Hoy miro las fotos (de él, las de casi todos los desaparecidos). Y son jóvenes, quedaron jóvenes no sólo en la foto sino en la memoria. Los represores, los que los mutilaron y torturaron, ya se han muerto o están envejecidos.
Ellos, en cambio, mudos desde la foto, vencieron al tiempo, los van a sobrevivir en nuestras memorias. Aunque sea duro que no estén.
Creo que hoy, con la noticia de la hija de desaparecidos que llevó a juicio a la pareja que la apropió y la crió como su hija, reviví algo que despierta, hay algo que asoma, que emerge. Hoy coincidió con que encontré unas fotos, blanco y negro. Y me empecé a acordar de fragmentos de mis 20 años. Y se me fue el sueño, y el cansancio. Quiero atrapar toda esa memoria de entonces, y si pudiera volver a esos momentos (como en las películas) porque fue una época hermosa, los años que nos robaron con el golpe de estado.
Estos y otros motivos son los que, paradójicamente, dan fuerzas. Gracias al Chama conocí y leí a Marta Harnecker, tambien a Galeano (Las venas abiertas de América Latina). Con él discutimos de política (él, peronista, yo mirando el peronismo de aquellos días con un dejo de sorpresa y descreimiento, evaluando la atmósfera de felicidad que vivía la gente. Sin imaginar qué duros días sobrevendrían. Sin saber (ingenuamente) qué se preparaba desde el poder.

Entonces... comprábamos el periódico Noticias (que se leía de punta a punta) con ese contraste de letras muy negras sobre el papel blanco, y unas fotos tan distintas a las fotos de otros diarios... y las reuniones, mate de por medio, cantando y tocando la guitarra.
Hasta formamos un grupo de folklore, éramos 5: El Bocha , El Zorro, el Negro Díaz, El Chamaco y yo. Era época en que íbamos a las peñas con nuestros temas tradicionales, pero también con algunos de Víctor Jara: "levantate, y mírate las manos/ para crecer, estréchala a tu hermano. Juntos iremos/unidos en la sangre..:" (la plegaria de un labrador), y tantas otras canciones.

Y aquél nombre tan descabellado que nos pusimos. Impronunciable para la mayoría de los mortales: Payún Matru (un día que teníamos que presentarnos a cantar y aun no teníamos un nombre para el grupo. Fue buscar un mapa de la provincia de Buenos Aires y seleccionar un nombre. Unas elevaciones, con nombre mapuche, fue motivo de que la mayoría nos mencionara como: "tachún patru" "patrún machu" y cosas por el estilo que eran motivo de risas).
Creo que, cuando lo detuvieron, no llevó encima una agenda con nuestros datos y aguantó la tortura con el mismo valor con que vivía.
No te voy a negar que, en tanto te cuento esto, no me entristece, pero también siento que menos mal que puede haber alguien que de testimonio de su existencia, de lo que hizo, de quién fue.
Todos los dias hay algo para estrenar, por lo menos el día es nuevo, a estrenar. Hay algo para recordar. Hay algo para decir. Hay algo por qué luchar.
Ahi te mando esta foto de un argentino tomando mate... como yo...

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